Es evidente que en los sistemas de educación tradicionales el niño finge por instinto con el fin de ocultar sus capacidades y ajustarse a las expectativas de los adultos que lo reprimen. El niño cede ante la necesidad cruel de esconderse, enterrando en su subconsciente una fuerza vital que clama por expresarse y que es fatalmente frustrada. Al arrastrar esa carga oculta, él también, a la larga, perpetuará los numerosos errores de la humanidad. Maria Montessori. Educación y paz